EL ARTE DE RESPONDER 1





EL ARTE DE RESPONDER 1
No nos quedemos calladas.

No es igual ‘reaccionar’ que ‘responder’.  Cada una marca la diferencia sustancialmente a la hora de relacionarnos con los demás.
La reacción es automática, no pensada, lo que quiere decir que trasladado al tema que nos ocupa y puedo llegar a perder el control, quizás ‘pensada en frío’ no hubiera sido la elegida.
Entiendo que la reacción no tiene por qué ser negativa: te puede salir bien, y felices como perdices; te puede comprometer por haber sido excesivamente rotundo en ella, transmitiendo tu versión más agresiva; o te puede comprometer por haber sido excesivamente complaciente, transmitiendo tu versión más triste y pasiva. Y es que reaccionar, no es solo dar un golpe en la mesa o alzar la voz enérgicamente, reaccionar también puede consistir en decir sistemáticamente que «sí» o mantenerse «peligrosamente pasivo» porque no nos sale otra alternativa mejor. De una forma u otra, la reacción es como una lotería emocional que nos deja a merced de lo que nos salga.
La respuesta, por contra, es elegida. Es como si parásemos la situación por un momento y pudiéramos preguntarnos cuál es la mejor respuesta posible, a quién la queremos dirigir y de qué manera.




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